La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

domingo, 29 de mayo de 2011

Antropología de la corporeidad: el animal que calza (22)



La repulsa del pie debe pensarse en concomitancia con ciertas dialécticas, entre las cuales la moral, no es la de menor impacto. Duele la desnudez del pie al puritano, que mistifica la repulsa conjeturando inmundicias que constituyen la esencia del pie. Pero el gazmoño disimula mejor su cortedad de miras cuando apela a la denuncia de lo más “sucio” de lo humano, porque, finalmente, depreciar el pie es una conducta que puede corroborarse en cualquier ambiente y ante cualquier público. Por cierto, que lo pudibundo se identifica más radicalmente con otras partes prohibidas de la corporeidad. El pie no es la prohibición absoluta, es solamente la punta de un iceberg corporal impugnable. Del pie, finalmente, puedo hablar, aunque solo sea para remarcar su fealdad, su hedor, su impureza.
Diálectica entre lo bueno de lo oculto y la obscenidad malífica de lo exhibido. Dialéctica de la verdad mentida y de la mentira verdadera, porque la repulsa del pie esconde ominosamente la repulsa de la corporeidad en su totalidad. Fealdad moral del que descalifica ocultando, del que desdeña desde su pequeñez antropológica.
Esta dialéctica entabla una binariedad que es necesario suprimir o superar. El pie es una parte inescindible de la belleza corporal y su  redescubrimiento tiene que ver con revertir el asco por el cuerpo acercándose a la superficie de contacto del hombre y la otredad cósmica. Gran parte de la belleza del pie tiene que ver con que el pie es la piel que se ama con la piel del mundo. El erotismo del mundo sube a nuestro  cuerpo por la sensibilidad del pie desnudo.

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