La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

viernes, 24 de febrero de 2012

Antropología de la corporeidad: el animal que calza (32)





El zapato cerrado: ontología y psicología de la fealdad.

Escamotear el pie y el calzado de una analítica psicológica para conservar su evaluación fenoménica en un plano estrictamente ontológico implica el peligro de exiliar al ser de los avatares históricos.  La personalidad es histórica: acusa ella los acontecimientos existenciales, tanto los estrictamente personales e intransferibles, como los sociales que tienen el poder de conformar subjetividad. No hay absoluto alguno respecto del pie, ni siquiera en su conformación biológica, puesto que las tecnologías médicas intervienen en proporciones crecientes en la transformación estructural-anatómica del pie. El calzado constituye la ocasión de la transformación estética del pie y, como tal, implica una rica y versátil oferta para la satisfacción emocional, lábil y caprichosa.
En tal sentido, pienso en categorías tales como aburrido, recatado, gazmoño, tosco, para caracterizar a los calzados. Diversas razones biográficas determinan un pensamiento conservador, reaccionario o cerril, que inducirán en el individuo conductas saturadas de cautela y temor. La desnudez del pie se vivirá como obscena y la necesidad de cubrirlo será obsesiva. El zapato cerrado refiere a esa decisión de censura corporal. Más allá de zapatos cerrados diseñados con glamour y encanto por estar dotados de tacones altos, de líneas delicadas, de colores brillantes,  el grueso del calzado cerrado es aburrido y feo. Las razones climáticas o el afeamiento de los pies por el transcurso del tiempo no tiene porqué anular la sensualidad que se exhibe en verano o cuando se fue más joven. De hecho un peep toe, un zapato cerrado, con plataforma y apenas provista de un pequeño découpe que deja lugar a la exhibición a las uñas de los pies, se convierte en un erótico remplazo de la sandalia.  La apertura hacia un pensamiento dinámico, desestructurante, revolucionario constituye una posibilidad real para erradicar la fealdad de raíz. Un zapato feo neutraliza el total de la figura humana, por constituir el pie y el calzado una zona magnética que atrapa la atención de quien nos mira.

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