La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

jueves, 30 de octubre de 2008

Sobre la innaturalidad y naturalidad de la sexualidad.




Son variadas las dimensiones desde las que puede ser evaluada la sexualidad. Su dimensión biológica nos recuerda nuestra animalidad, nuestra plena constitución zoológica. Por cierto, que esta inmersión en la animalidad no debe verse como una descalificación, sino simplemente como el empleo de una taxonomía que cierta antropología espiritualista no ha podido digerir aún (el atragantamiento evolucionista materialista) y como la base misma de resignificaciones que sólo el animal humano es capaz de inaugurar en la economía de la sexualidad.
Otras dimensiones antropológicas (moral, política, estética, hedónica, etc.) de la sexualidad aparecen como deudatarias de aquella primera asignación ontológica del ser humano: animalidad o angelidad, materialidad o espiritualidad. Las reflexiones morales acerca del sexo (dudas acerca de la conveniencia de su práctica en tales o cuales condiciones, acerca del modo de su realización, etc.) tendrán devenires disímiles según cual sea el punto de partida adoptado. Gran parte de los problemas inherentes a la sexualidad podrían disolverse en meros prejuicios cuando se asume que la naturalidad sexual nos habrá de acompañar mientras vivamos como nos acompañan otras necesidades fisiológicas que sin embargo hemos absuelto casi totalmente de responsabilidad moral.

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