La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

La recuperación emocional de las desventajas de la discapacidad.


Las discapacidades son una advertencia siempre presente de la lotería genética. Minimizar o soslayar su ominosa vigencia depende de no comprar el billete ganador. Son varios los expedientes biotecnológicos que apuntan la evitación de sus resultados dolorosos. Una eugenesia que pone en obra la decisión exclusiva de los padres. (Alguien podría objetar que el deseo de no tener hijos con discapacidades constituye una construcción histórico- cultural que de ninguna manera puede actual como norma universal).
Pero más allá de aceptar que la época y la sociedad imponen patrones corporales de normalidad física y patrones de soportabilidad psicológica o espiritual, pareciera ser que la mayoría de los seres humanos a la hora de engendrar un niño deseamos que el mismo rinda los estándares de normalidad onto y filogenética. Habría por lo menos dos grandes determinantes para justificar la legitimidad moral de tal expectativa: a) las oportunidades de desarrollar una vida más o menos feliz está vinculada fuertemente al conjunto de aptitudes corporales y psíquicas con la que contamos los humanos y b) la organización y felicidad familiares se ven drásticamente menoscabadas cuando se tiene que afrontar la crianza de un niño desaventajado en el sentido que lo hemos indicado.
Por cierto que la singularidad de lo humano sólo nos permite presentar esto como tendencia epocal. Nadie resta valor a las decisiones de aquellos padres que anoticiados de una severa discapacidad que afrontará de por vida el hijo por nacer persisten entre resignados y dichosos con la continuidad de un embarazo. Por cierto que es mucho más comprensible la conducta amorosa de quienes tienes que asumir ese tipo de crianza tan restrictiva y permanentemente delatora de algunas dificultades de socialización y/o de continuidad viviente cuando se trata de enfermedades que sumen al individuo en una precariedad vital permanente.
Se trata apenas de confrontar respetuosamente con los argumentos que están detrás de estas situaciones que no dudo, en mi caso, de denominarlas dolorosas. Si la argumentación que sostiene la conducta de quien defiende la corrección de la decisión tomada esta fundada teológicamente, por lo menos podríamos objetar la injusticia y la arbitrariedad que tiene un dios que consiente nacimientos aleatorios de seres con algún tipo importante de discapacidad.
Si el posicionamiento se funda en cierta antropología de la angelidad y de la inocencia, la cosa es un tanto más compleja pues se trata de una reformulación sui generis de lo que se entiende por felicidad y realización humanas. Pero de todos modos podríamos añadir que la realización de la especie humana parece hallarse fuertemente vinculada a la actualización de potencias antropológicas que nos separan tajantemente de los animales y de los conjeturales ángeles. El carácter especial que asumen ciertos individuos que padecen algunas discapacidades no debería ser enjuiciada desde la empatía y la emoción, pues difícilmente hallaríamos personas tan notoriamente cínicas que sienten rechazo por las tipologías por ellos encarnadas. Es difícil no emocionarse ante las performances de individuos discapacitados tratando de hacer (generalmente de un modo muy deficiente) las rutinas habituales de la especie humana. Pero ello no quiere decir que en esas realizaciones no quede por llenar una importante cesura que desde la discapacidad jamás podrá ser llenada.
He visto conjuntos o individuos que procuran llevar a cabo la misma actividad artística que cumplimentan los individuos corrientemente dotados y en rigor, cuando la emoción nos embarga frente a la dificultad que exhiben para darle cumplimiento, estamos reconociendo que la plenitud psíquico-somática es preferible a cualquier grado de su menesteroridad o insuficiencia, porque la desventaja supone un esfuerzo inhumano para remedar como desprolija copia lo que sin ninguna esfuerzo hace el individuo corriente menos talentoso.

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