La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Antropología de la corporeidad. El animal que calza. (12)












High heels. Tacones altos. Tacos agujas. Procacidad del calzado que ubica al cuerpo en la paradoja de lo humano: lejanía de la tierra para instalarse en la erótica de la sangre y el semen. Construcción delicada y artística de la hetaira, sagrada e imprescindible. Limpia suciedad de la referencia más nítida a la animalidad. Asepsia social, incontaminación ante el abigarrado dolor de los condenados de la tierra. El tacón desconoce a la mansión y a la favela. Extraño instrumento de la trascendencia en la ardiente brevedad de la carne. Elevada como una reliquia, hundida en la profana lascivia. Altar y burdel al mismo tiempo. Comunión etérea y cópula bestial. Funámbula belleza adherida a su tecnología de goce. Devuelve al cuerpo una extraña verticalidad desde la altura celeste del tacón. Tecnología de la lujuria montada en al cambrillón libertino que hace del pie una serpiente de la concupiscencia. El tacón desnuda a pesar de los atavíos. Prostituyen angelicalmente. Habilita la ciudadanía del país de lo libidinoso. Eterno can can del deseo en el burdel de la vida. Nave hacia la tierra que no tiene barro. Extraña higiene de un sexo impúdico, lascivo, hedónicamente sucio. Éxodo irónico ante el anunciado destino de la muerte. Taxidermia de la molicie ante la corrupción de un cielo incorruptible. Sarcófago pagano de la carne despabilada. Dulce mausoleo del sexo sin finalismo. Enhiesto lecho del sudor de la cópula ociosa, voluptuosa, desmesurada.

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