La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

jueves, 14 de octubre de 2010

Antropología de la corporeidad. El animal que calza. (17)


La desnudez recala en el pie. Es por ello que la gazmoñería se
concentra en su ocultamiento, en su camuflaje, en su invisibilización. El pie desnudo revela el cuerpo todo. De allí el zapato monástico o la sandalia del sacerdote que esconden el pie cuales oprobiosas celdas de clausura. Como el escote insinuante o el tajo de la falda que permite que el cuerpo se vuelva carne
desmedida, el pie descalzo o apenas encubierto captura la mirada de quienes no experimentan
la estúpida vergüenza que deja en nuestras subjetividades la epistemología del
miedo. El ojo habita el desenfado de la carne, la asume y la incorpora. Fuera de la moral pacata, el ojo se sostiene en el ojo del que no oculta lo que fenomenológicamente es. En el discurso de la esencias cabe el encubrimiento, la falsificación, la defección terrenal.
El pie se posa desatento en la mojada grama o en la cálida madera. Se amolda a la libertad. Corretea dedo a dedo. El que mira a los ojos se detiene en el pie, y presiente desde su húmeda belleza, el extenso paraíso de la piel que, displicente cubre la despreocupada prenda.

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