Las verdades calladas.
Las verdades calladas.
La corrección impone el silencio.
Desde pequeños la docilidad se hace nos hace carne. Y callamos ante las
amonestaciones injustas de los mayores. La adolescencia nos vuelve un tanto
irreverentes, pero un dispositivo ortopédico nos obliga a silenciar las razones
de nuestras disidencias. De adultos callamos por corrección(es) que se han
multiplicado. Correcciones familiares, políticas, laborales, morales, etc. Ajustarse a la corrección confiere
respetabilidad y ciudadanía, expulsa sospechas e instala en el ser.
Pienso seriamente en una ética
del estruendo, en una política de la incorrección. Me parecen los modos
posibles para devolvernos la libertad engrillada en el silencio de la
corrección.
Etiquetas: ética del estruendo- política de la incorrección- corrección política- docilidad-
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