NI SACRIFICIO NI DOLOR. LA
REVOLUCIÓN AHORA.
En nombre del progresismo político
y moral se advierten muchas imposturas. Grandes teorías de constituyen el
amparo de concepciones abstractas sin el más mínimo contacto con la realidad
del obrar humano. La suposición de escenarios superadores en estadios
históricos futuros satisface a los teóricos en sus filántropos vuelos
conceptuales. Sus conciencias se tranquilizan en las gratuitas utopías. “Llegará
el día en que….” conforma infinitas posibilidades de mundos mejores que nos
gratifican con su bella arquitectura amorosa. Pero el problema es el hoy que en
sus múltiples conjugaciones demarca un mundo lleno de decisiones ontológicas
difíciles de erradicar empíricamente. Quizás sea tiempo de congraciarnos
con lo que es y trabajar sobre su
palpitante consistencia. Congraciarnos no supone la aceptación definitiva de la
realidad, sino que alude a la convivencia activa con la realidad tal cual ella
es. No se me escapa que “la realidad tal cual ella es” es un constructo histórico,
socio-cultural, que lleva las densas marcas del poder hegemónico. Pero ello no
debe hacernos olvidar que nuestra inserción revolucionaria en la realidad debe
hacerse en “la realidad tal cual ella
es”, porque las chances de operar sobre ella transformadoramente se
acrecientan. La adhesión a “la realidad tal cual ella es”, sea que se ha
obtenido por la inducción perversa de una élite perversa o que se ha
consolidado por la aquiescencia científica proporcionada por la educación, es
un dato poderoso que debe ser tenido en cuenta. Queremos revolucionar el mundo
conservando gran parte de lo conquistado por los sectores más poderosos. No se
trata de regresar al pasado ni de recalar en una suerte de pobreza exculpatoria
o salvífica.
Habrá tiempo para explorar en la
empiricidad y desechar aquello que no conduce a nada. Pero mientras tanto
quiero una revolución que involucre mi existencia actual. El discurso de la
ética que prescribe la dilación del goce y la promesa del mismo para las
generaciones por venir es absolutamente reaccionario: es orgánico a los
poderosos y conspira contra la voluntad revolucionario al conminarnos al
sacrificio. NI sacrificio ni dolor, la vida debe ser gozada ahora y aquí por
todos y cada uno de los individuos que conforman la especie humana.
Etiquetas: revolución. transción revolucionaria. lógica sacrificial. goce.
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