La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

jueves, 26 de marzo de 2015

El cuerpo de la historia. Los seres ocultos.

Que el invento histórico devore, en su ficción ontologizada, a los cuerpos no significa que los cuerpos no existan. En rigor solo los cuerpos con sus afecciones, alegría y dolor, son los protagonistas de la vida, y por ende de la historia de lo humano. La carne es el último reducto ontológico en que se inscribe la inteligencia y la razón. Todo discurso es, en última instancia, verbalización de la piel, lenguaje de la sensoriedad. Y los cuerpos han estado ocultos en esa historia de espectros que cobran densidad en las estatuas, los monumentos y los mausoleos. Los cuerpos han sido el abono de la tierra, el mutismo intelectivo, el silencio del sentido. Transformaciones alquímicas que mutan lo más concreto en lo más inasible y en lo menos recordable. Pero no es casual el olvido del cuerpo, porque el cuerpo remite a la fragilidad y a la grandeza de la existencia de la especie humana. Es decir que remite a la mutación, a la varianza, a todo aquello que pretende ser contrarrestado en las narraciones de la historia ontológico-filosófica.

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