Antropología de la corporeidad: el animal que calza (21)
El hedonismo subversivo de los
pies.
La adoración de los pies esconde
una poderosa herramienta de resistencia a la normatividad genitalizada. Los
antiguos testimonios que se recogen en diversas culturas ponen de manifiesto
que el deseo y la fantasía humanas siempre erigieron en fetiches (bastiones o
puntos de resistencia), a partes no genitales del cuerpo humano. En efecto, la
interdicción de exhibir públicamente los genitales es absolutamente comprensible
dentro del orden de la “civilidad pudorosa” o del “decoro civilizatorio”, pero ello
no implica la construcción discursiva de un objeto tabú o perverso que siempre
ha de permanecer oculto. Apenas salidos de la visibilidad pública, los órganos
genitales se buscan, aún cuando la norma del urbanismo moral concibiera como únicamente
válida la fusión reproductiva. (De todos modos, la norma no es capaz de conjurar
absolutamente los conatos de rebeldía erótica que encierra el deseo humano y
los órganos genitales se rehabilitan en el uso lujurioso, independientemente de
la procreación).
Pero con los pies, por ejemplo,
no ocurre lo mismo. Las regulaciones que presidieron su exhibición pública se ve acompañada de la
construcción discursiva de un objeto, que será perverso en la intimidad en
cuanto constituya objeto del deseo. Es por ello, que afirmo el carácter de
punto de resistencia que implica la adoración de los pies frente a la
compulsión a genitalizar el deseo sexual. Lógica de la productividad y la
eficiencia sexual, versus lógica de la gratificación hedónica, la gratuidad
erótica. El pie satisface expectativas lujuriosas sin recalar en la norma
general de la genitalización, y en ese sentido supone una ampliación del goce
humano, un momento que subvierte la lógica natural de la genitalidad
productiva.
Etiquetas: fetiche, genitalidad, gratuidad., hedonismo, productividad
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