La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

jueves, 27 de septiembre de 2012

antropología de la corporeidad. El animal que calza (39)




Anarquía amorosa: el beso en los pies.


La estatuaria, la pintura, la literatura, la dramaturgia exhiben muchos casos donde el pie desnudo juega un rol importante. Santidad y pecaminosidad, pureza y lascivia aparecen asociados en muchas de esas escenas.  El pie humilla y el pie eleva. Son dos posibilidades que esconde su ontología erótica. Estar bajo el pie es un acto de sumisión, pero besar el pie es, también, un acto liberador dentro de las relaciones sexuales. El beso en el pie, la succión de los dedos, supone una confianza extrema: la democratización absoluta de la relación amorosa.  Esto se debe a muchas razones, entre las cuales, por cierto, adquiere relevancia la construcción del asco alrededor del pie. El pie huele a suciedad, el pie está en contacto con lo más bajo y lo más repugnante, el pie soporta la jornada y resume el cansancio. Besarlo supone la asunción del otro en su condición más terrenal: es la sacralización de lo profano. Volver objeto de adoración pasional al pie, por lo demás, manifiesta la entrega extrema y absoluta.
Por ello, el arte sublima las tensiones libidinosas en gestualidades que se aproximan más a la religiosidad que a la lascivia. Todas las prohibiciones que han pesado sobre el pie, han hecho que el mismo se convirtiera en una zona ampulosamente recubierta, aún a costa de inhibir o coartar su performance. En esa lógica de la represión, del castigo y de la pecaminosidad, el beso del pie de quienes tienen poder social, político y económico, no es sino una de las perversiones del deseo erótico. Besar el pie, en esas condiciones expresivas de sujeción y reverencia, equivalen a entregas lúbricas, repugnantemente disimuladas. Son formas psicológicas de violación.
Los besos desprejuiciados de las parejas que se acuestan en posiciones invertidas, de modo tal que los pies de ambos están a la altura de sus bocas, suponen la anarquía amorosa: esto es, la abjuración de todo poder, de todo dominio.


1 comentarios:

  • A las 5 de enero de 2015, 19:21 , Blogger Anita Forastello ha dicho...

    Nunca me habían hecho pensar tanto en los pies...Recuerdo haber visto alguna película en que el galán tomaba champagne en un zapato de mujer con taco fino muy alto y mirando fijamente a los ojos de la protagonista...

     

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