Antropología de la corporeidad: el animal que calza (30)
Heurística de la prostitución.
La construcción del objeto del deseo está abierta a la
ingeniosa sensualidad de la libertad. Muchos siglos de prohibición y mutilación
erótica determinaron la hegemonía procreadora de los órganos sexuales. La sexualidad
quedó secuestrada en la reproducción, normalizando el coitus naturalis. La penetración del pene en la vagina es la forma
medicalizada de la procreación. Podríamos perfectamente ubicar a esta anatomía
y fisiología de la reproducción en capítulos asexuados de la ciencia
médico-biológica, sin mencionar la palabra sexualidad (pasada por los alcoholes
asépticos de la función natural de continuidad de la especie). Otras
utilizaciones de los órganos reproductivos se halla absolutamente vedado por el
Index prohibitorum donde se califican
las bestialidades y aberraciones anti naturales, contra naturam. El sexo oral, anal, homosexual, se hallan
demonizados y prometen el infierno a quienes incurren en su pecaminosa
práctica.
Es una sucinta cronología del mapa de las aberraciones
trazados por el poder pastoral. El arraigo, la encarnación de estas interdicciones
se convirtieron en verdaderos tabúes. La normalización de la sexualidad volvió
monótona y aburrida su práctica. Por suerte, la hipocresía social siempre
toleró algunas desviaciones: el cuerpo sagrado de la prostituta guarda la
memoria del pacato sexo monógamo y sus aburridos protocolos que prescribían-prohibían
posiciones, fervores, gemidos y
expresiones soeces. La puta es el ángel rojo de la libertad. Por ello, todos
los creadores (políticos, científicos, artísticos, etc.) han apelado a la
heurística de la prostituta. El conquistador occidental de los siglos XV y XVI
sucumbió ante la sabiduría sexual de otras etnias y culturas donde el sexo
erótico formaba parte de la vida cotidiana como un ingrediente de goce y
hedonismo.
Atesora la prostituta enciclopedias de la piel,
voluminosos tratados que nunca han sido escritos y que, sin embargo, reproducen la sabiduría privada de quienes
desnudan la pie y el alma en el camastro de las confidencias. Pitonisas del
deseo, las hetairas huyen del destino reproductivo para ingresar a la compleja
creación del placer. Mece la creación artística en sus pechos generosos y en la
diagonal púbica. La ciencia formula sus hipótesis al amparo del eterno instante
en que su dulce profesionalismo se escabulle del circuito bastardo de la
ganancia capitalista.
Compañera insobornable de la
angustia y los fracasos. Acoge el dolor y lo transmuta en risa. El aroma profano
del tabaco y el whisky se recrea litúrgico y sagrado al pie de su desnudez de
pecaminosa virgen. Su amor multiplicado en miríadas suaviza las heridas y
reacomoda la subjetividad. Psicóloga de los humores venéreos, arquitecta de la
carnalidad, abogada de las infidelidades, economista del gasto improductivo, poetisa
del placer y de las redenciones. Calificaciones que no agotan su potencia
erótica y sus modulaciones orgiásticas, su poderío heurístico, su humanidad
duplicada.
Etiquetas: heurística de la prostitución, sexo erótico, sexo medicalizado
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