La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Antropología de la corporeidad: el animal que calza (27)

La rebelión erótica: multitudes desnudas.


Lo subjetivo, esto es, el criterio o el gusto personal, se halla socialmente construido. Tendemos a magnificar la singularidad de nuestras posiciones en virtud de cierta omnipotencia narcisista. Pero la subjetividad es una construcción socio-cultural, que denota más comunalidad que distinción.  Por cierto que no todas las ideas emergen a la superficie: algunas permanecen aherrojadas en las mazmorras el miedo y el pudor. Pero su carácter subterráneo no conlleva originalidad: también en lo oculto existe un tácito consenso, un consenso clandestino, un consenso inconfeso. No por ello habría que pensar en un esencialismo que conlleva acuerdos necesarios. Simplemente se trata de la comunicación de lo elidido, de lo prohibido, de lo sujeto a estigmatización. La invasión de la sandalia (chinela, ojota, etc.) supone una rebelión contra el mandato puritano. El calzado de entrecasa, es decir el calzado doméstico, sale a calle en multitudinarias manifestaciones de erotismo reprimido. Se exhiben los pies, los dedos, los talones: una subversión de desnudeces que se prolonga en la pierna descubierta. El uso de micro faldas o pantalones shorts instalan la desnudez que insinúa tan perfectamente la sandalia. ¿Obedece a una fuerza innata o una dislocación de las normas culturales?  Indudablemente se trata de una ruptura frente a la arcaica prohibición, contra la gazmoñería insulsa que hace de la desnudez una manifestación de lo diabólico.  Socialización del deseo, conciencia del erotismo, puesta en discurso de la voluptuosidad a través de la prepotencia del acto.
Se puede disentir profundamente de la interpretación aquí ensayada, pero no hay que olvidar lo que manifestaba  al principio de esta breve nota: hay consensos que giran en torno de lo prohibido, consenso en descubrirse y rechazar la pecaminosidad  de la piel desnuda. La coincidencia puede obedecer a un mandato de la moda, pero ello significa olvidar que la moda es uno de los posibles caminos de la ruptura revolucionaria. La moda puede ser un camino lascivo que aligera de culpas, que apuntala rebeldías sensuales.


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