Antropología de la corporeidad: el animal que calza (25)
El calzado sensual.
La sandalia, con su fantasmático
contrafuerte permite que el talón permanezca desnudo. El empeine, gracias a la
altura del taco, adopta una posición que puede caracterizarse como de “disposición”
o “predisposición” al vuelo. Parece un pie dispuesto a lanzarse, un pie vivo,
un pie excitante, un pie ligero y danzarín. El tobillo asume todo su contorneo,
se destaca en su íntegro erotismo como promesa de cielos más compactos y
sedosos. La planta del pie toma una forma de rampa que parece el punto de
partida para la picardía del contorneo. Todo el pie de vuelve herético. Se diaboliza.
Asume sin vergüenza su sensualidad. Destruye toda mojigatería y se abre como una
realidad sexual, que siempre fue omitida en las publicidades de los fabricantes
de calzado, siendo que siempre se supo que la personalidad erótica estaba
ligada al calzado sexy que es la primera invitación a la admiración sensual.
Todo zapato sensual prepara la noche sensual de la mujer que se viste y se
desnuda al mismo tiempo con un calzado que huele a piel desde su ductilidad,
desde tu tersura, desde su diseño mínimo, desde su provocación cromática.
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