La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

viernes, 30 de enero de 2009

Monarquía republicana o democracia real.



La cooptación del poder por el Uno, por el monarca, está en la base misma de la soberanía moderna occidental, porque el pueblo sólo puede ser soberano en la medida en que reúne requisitos fijados unilateralmente por los ilustrados. No quiero hacer una referencia erudita de filosofía política. Solo deseo mostrar las consecuencias prácticas de esta apropiación indebida del poder por parte del monarca (aunque el monarca sea la presidente de una república constitucional). En primer lugar resulta molesto el distanciamiento que entablan con los gobernados, distancia que implica cierta invisibilización o intangibilización del mandatario: fasto, honor, liturgia envuelven las acciones y los procedimientos remitiendo a la conciencia ingenua a una situación de reverencia debida. En segundo lugar, resultan insoportables los privilegios que posee el Uno. Todo le pertenece por el lapso acotado de su mandato. El patrimonio le es inherente al monarca, lo usufructúa, lo usa, lo consume. Como consecuencia de este endiosamiento secular, el monarca republicano secreta una existencia cotidiana heroica: todo a su alrededor adquiere sacralidad.
El embuste posee dimensiones colosales gracias a una serie de atributos funcionales que pertenecen a la tradición del cargo: los medios de comunicación, la institucionalidad, la escolarización de los ciudadanos contribuyen a sedimentar en la conciencia del mandante el respeto indiscutible por el monarca.
La ceremonia de asunción de Barack Obama mostró el alta contenido litúrgico y religioso que rodea el fasto del poder republicano democrático. No hay grandes diferencias con los monarcas que se creen tales por tradición, sangre o decisión divina.
La construcción de la democracia real supone la derogación de la monarquía (aún cuando la república prevea el cogobierno de tres poderes estamos frente a la monarquía, frente al Uno que decide). La radicalización de la democracia, el gobierno del pueblo por parte del pueblo implica la supresión de todos los privilegios: entre ellos el privilegio de la apropiación privada del poder. La igualdad irrestricta, la supresión de privilegios e inmunidades debe caracterizar a la verdadera democracia. Cuando cualquier ciudadano tenga acceso al teléfono de la casa presidencial estaremos construyendo la democracia que no requiere de un refugio especial para el monarca, para el Uno.

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