El amor como estrategia conservadora

El amor, como destino cristalizado e institucional de la pasión es otra feroz fuerza conservadora. El amor cosa es así lucha cuerpo a cuerpo contra la pasión. En verdad el amor es pasión en cuentagotas, pasión medida, pasión previsible. El amor envía a la pasión al ámbito de lo reprimible, de lo execrable, de lo prohibido. El amor es crematístico: utiliza a la pasión sólo para la reproducción. Y la reproducción, precisamente es el intento de liberar a la pasión de toda excedencia placentera, estética, lúdica.
El amor se liga pues a la eternidad, mientras que la pasión es furia subitánea. Una larga cadena histórica ata estas significaciones. Tal vez, una explicación satisfactoria, sea la que vincula al amor como relación persistente con las necesidades económicas: la estabilidad de las relaciones amorosas resulta imprescindible para la filiación jurídica que legitima la apropiación económica. Cuando estos móviles espurios interfieren en el despliegue de la pasión, emerge el amor con sus rigurosos límites mutilantes.
Hay una intensa y ardua lucha contra la pasión. Es imprescindible conjurarla para permitir que la estabilidad del amor fecunde a la familia y a la conservadora legalidad que le es inherente.