La Perinola

Como en un juego la vida da y quita. Pero la perinola es accionada por fuerzas absolutamente humanas. Pensar la realidad cotidiana es el objeto de estos apresurados apuntes críticos.

sábado, 30 de junio de 2012

antropología de la corporeidad. El animal que calza (34)

Holismo corporal.


Como salir del cuerpo? Como  escapar de sus escozores? Como inventarnos una mirada que planee sobre nuestra cenestesia? Como huir del deseo que no es sino una conjunción (casi divina) de las impresiones psíquicas y los temblores de la piel? Cómo dejar de ser seres que disfrutan de sabores y olores que se permean por nuestros sentidos? Cómo dejar atrás la carne, el sudor, el cosquilleo, el desparpajo de lo sentidos ensamblados? Cómo definirnos fuera del goce? Somos esa integridad subjetiva, esa integridad sujetiva, esa integridad material, ese cosmos antrópico. Somos el rostro y somos el pie. Estamos todo íntegros en esos pasos inaudibles que nuestra descalces entrega a la fuerza inaudita de nuestras emociones. Somos nuestro andar glamoroso, desanimalizado, angélico. Somos nuestra animalidad sin dioses, sin trascendencia, sin paraíso ni infierno. Somos la segunda piel, el artificio. Somos el calzado, la sandalia, el tacón. Somos ojos que se detienen en la desnudez frutal de los dedos que dejan entrever unos zapatos con sus puntas en découpé.  Somos la esbelta altura desde la baja belleza de los pies. Estamos ahí. Cómo escaparnos de nuestros cuerpos? Cómo acceder al limbo cuando somos de bella tierra? Cómo inventamos la bajeza de algo tan insustituiblemente humano?  

miércoles, 13 de junio de 2012

Antropología de la corporeidad: El animal que calza.(33)


La construcción de la voluptuosidad.
Los tacones, las sandalias son verdaderos performativos.  Edifican sensualidad, construyen erotismo, alientan la procaz lascivia. En la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en los Estados Unidos de América,  las imágenes de las chicas en trajes de baño y montadas en high heels configuraron patrióticos estímulos para los soldados en el frente de combate. Algunas imágenes tuvieron una enorme difusión y los militares dibujaban mujeres eróticas (rigurosamente calzadas con tacones) en sus objetos cotidianos. Lo anecdótico tiene que ver con el hecho de que en la intersección entre el objeto real y el deseo sexual real, se produce una fuerza erótica y sexual que metamorfosea la realidad.
Los ojos se detienen en la sandalia, cuyo objeto no es calzar sino estilizar y erotizar. Nadie puede imaginar la utilidad calzado de la sandalia: sus tacos altos, sus mínimas tiras, la curvatura extrema el cambrillón, etc. son anti utilitarias, son, en rigor, incómodas. La utilidad de la sandalia es hermosear a la mujer, metamorfosearla en la imaginación del otro en una mujer fuera de lo común, en una estrella de cine pornográfico. Por eso, en la urgencia del sexo irreprimible la mujer hace el amor calzada….Desnuda pero calzada….El calzado es un estímulo poderoso que sostiene la fantasía que reclama la consumación del orgasmo.
No en vano los chistes que aluden al cansancio cotidiano de las relaciones estables muestran a la mujer en calzados de tacos bajos. Esa misma mujer, realizando las mismas tareas, pero usando tacones color rojo constituiría una formidable modelo sensual, una invitación permanente al goce.
La performatividad del tacón alto es, como hemos dicho en otras entradas, del orden de la voluptuosidad, del deseo, de la gratuidad. La sandalia edifica el deseo sexual: construye hembras o lobas o perras. Construye mujeres que no se conforman con unos pocos meses de pasión biológica. La sandalia es la construcción cultural del deseo. Es la pasión cultural opuesta a la mera pasión biológica.

 

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